(inspiradas en la Verbum Domini, de Benedicto XVI)
Jesús, Palabra de Dios que existía desde el principio
Jesús, Palabra de Dios que permanece para siempre
Jesús, Palabra de Dios que eres el fundamento de toda la realidad
Jesús, Palabra de Dios por medio de quien fue creado todo
Jesús, Palabra de Dios que has dejado oír tu voz en los profetas
Jesús, Palabra de Dios que te preparaste un cuerpo en María
Jesús, Palabra de Dios que se ha hecho pequeña
Jesús, Palabra de Dios que te hiciste carne y acampaste entre nosotros
Jesús, Palabra de Dios que te hiciste cosustancial a nosotros
Jesús, Palabra de Dios que ofrece testimonio perenne de sí mismo
Jesús, Palabra de Dios predicada por los apóstoles
Jesús, Palabra de Dios en la que, confiados, echamos las redes
Jesús, Palabra de Dios de la Nueva y Eterna Alianza
Jesús, Palabra de Dios que enmudece en el misterio de la cruz
Jesús, Palabra de Dios encarnada, crucificada y resucitada
Jesús, Palabra de Dios que ilumina al mundo
Jesús, Palabra de Dios en quien el Padre ya lo ha hablado todo
Jesús, Palabra de Dios que por obra del Espíritu Santo te expresas como palabra humana
Jesús, Palabra de Dios que nace del seno de la Iglesia por el Espíritu
Jesús, Palabra de Dios dirigida al hombre
Jesús, Palabra de Dios que nos haces capaces de escuchar y responder al Padre Jesús, Palabra de Dios que nos haces capaces de afrontar la vida cotidiana
Jesús, Palabra de Dios que desenmascara el pecado para nosotros
Jesús, Palabra de Dios que el hombre reconoce en la Iglesia
Jesús, Palabra de Dios de la que se alimentan los santos
Jesús, Palabra de Dios que tu sierva, la Iglesia, escucha
Jesús, Palabra de Dios que se hace sacramentalmente carne en la eucaristía Jesús, Palabra de Dios que forma el corazón de los ministros de la Palabra
Jesús, Palabra de Dios que es norma de vida para los consagrados
Jesús, Palabra de Dios que ayuda a los laicos a discernir la voluntad del Padre Jesús, Palabra de Dios que da vida al mundo
Jesús, Palabra de Dios confirmada por el testimonio de los cristianos
Jesús, Palabra de Dios que crea la comunión y es fuente de la alegría
Oremos. Señor Jesucristo,
tú eres el Verbo que te has hecho carne
de manera que el seno virginal te concibiera por la sombra del Altísimo
y para darte a luz no tuviera que abrirse
la puerta del cuerpo materno.
Acepta benigno nuestro culto en esta solemnidad
y penetra bondadoso en nuestro corazón.
Que sólo tú tengas entrada a la mansión,
que para ti solo hemos preparado,
para que complaciéndote tú mismo
en la pureza de nuestras almas
te dignes ser guardián de tu propia obra
y mores en ella perpetuamente. Amén.
Por la misericordia del mismo Cristo, Dios nuestro,
que con el Padre y el Espíritu Santo, un solo Dios,
vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.